viernes, 23 de diciembre de 2011

La Crisis de la Cama Vacía…






“No hay lugar más triste en el mundo
Que una cama vacía.”
Gabriel García Márquez





No hace falta que expliquemos mucho que son las crisis, todos las atravesamos a lo ancho y lo largo de nuestra vidas. Pero saber algunas cosas nos puede servir, al menos para que no nos encuentren tan desprevenidos.

Hay dos grandes tipos de crisis: las vitales y las circunstanciales.

Algunas de las grandes crisis vitales son:
• La concreción de la pareja
• El casamiento o inicio de la convivencia
• El embarazo
• Los nacimientos
• Las nuevas etapas de los hijos: escolaridad – pubertad – adolescencia
• La ida de casa de cada hijo ( en la que nos vamos a centrar más adelante)
• La jubilación
• Las muertes

Y algunas de las crisis circunstanciales pueden ser:
• Las crisis de valores
• Las crisis de sentido de pareja y de familia
• Los accidentes
• Las catástrofes
• El divorcio
• El abandono
• La convivencia con persona ajena a la familia
• La perdida y los nuevos trabajo.
• La mayor ausencia o presencia en la casa de uno de los cónyuges
• Los fracasos económicos

Lo que todas las crisis tienen en común es que van de la mano del cambio. Las crisis siempre implican un cambio , y los cambios en general generan crisis.

Las crisis hacen que nuestra vida cambien de repente y algunas veces ese cambio supera nuestra capacidad de adaptación.

Una de la crisis vitales muy estudiada pero no menos traumática es la del nido vacío, se entiende por este crisis a la que atraviesan los padres cuando los hijos abandonan la casa paterna para comenzar ellos una nueva etapa en sus vidas.

Qué pasa cuando nuestros hijos crecen y se van de casa?.


Cuando los hijos crecen nos encontramos con nosotros mismos, con nuestro silencios, con nuestras frustraciones, con lo que construimos y sobre todo, nos encontramos con que ya no tenemos la excusa perfecta para no hacer lo que realmente queremos. Pero no nos encontramos solo con nosotros mismos, también nos encontramos con la persona que compartió con nosotros los últimos 20 o 30 años.

El problema es que durante muchos años nos olvidamos de nosotros, de nuestros sueños y proyectos personales. Las que peor la pasan son las mujeres que se dedicaron full time a criar a sus hijos , y se olvidaron que había otras cosas de las que se podía disfrutar, de ser felices por si mismas, de prestarse atención, de divertirse y de llenar su tiempo de ocio con actividades que las gratifiquen y que no estén vinculadas con su rol de madre. Si a esto le sumamos la dependencia económica que genera el no desarrollarse laboral o profesionalmente, las mujeres quedan bastante mal paradas en esta etapa de sus vidas.

Pero esto no termina acá, en ese momento, se produce el inevitable encuentro con el compañero y muchas veces se tiene la sensación de que son dos extraños. Está claro que no somos los de hace mas de 20 años y esto obviamente se refleja en la sexualidad de cada uno y por supuesto que en la de ambas. Esta crisis es la que yo denomino: “LA CRISIS DE LA CAMA VACIA”.

Esto no sucede en todos los casos, pero si en muchos. La intensidad de la crisis dependerá de la estructura de cada familia, pero la ida de los hijos nunca pasa desapercibida. En esta etapa nos encontramos con que la cama esta vacía, vacía de erotismos, de caricias, de abrazos, de ternura y como consecuencia llegan las consultas por falta de deseo, problemas de erección, falta de lubricación y todo lo que genera este desencuentro, producido lenta y gradualmente en el devenir de la relación.

Y que hacemos con todo esto? Si tus hijos todavía con chicos, la sugerencia es no olvidarte que además de padre o madre, de marido o esposa, sos hombre o mujer, y que además de los sueños y los proyectos familiares, no tenés que olvidarte de los personales. Si no tuviste la suerte de darte cuenta de esto, si nadie te lo dijo, si no lo escuchaste, o si decidiste poner toda tu energía en criar a tus hijos, todavía estas a tiempo. Las crisis implican cambios, y los cambios son oportunidades. De lo que se trata es de abrazar este nueva realidad y seguir construyendo.

Tenes que construir un nuevo hombre y una nueva mujer, nuevos proyectos, nuevos encuentros. No sos el que eras, pero seguramente no perdiste la capacidad de dar y recibir caricias, besos y afecto. La clave es no entrar en pánico, no desesperarse, no quedarse anclado en lo que se perdió, sino en todo lo que hay por construir.
Habrá que construir una nueva relación, pero sin presiones y respetando los espacios de cada uno.

Y la pregunta le millón: ¿ Cómo se construye una nueva relación?.

En esto no hay recetas pero lo que sin duda suma es establecer una buena comunicación, generar espacios de encuentro, pensar en actividades que nos enriquezcan, y no olvidarse de llenar la cama de besos, caricias, abrazos, de disfrutar los silencios y los orgasmos.
De lo que hay que olvidarse es de la erección y la lubricación, porque ellos vienen solos, cuando el verdadero encuentro se genera. Siempre está la posibilidad de que ese encuentro no se genere, y en ese caso no serás el primero , ni la ultima en seguir parte del camino sola, y tal vez encontrarte con otra persona y que te acompañe en esta nueva etapa de tu vida. Eso sí, una vez superada esta crisis, ya nada te detiene.

Les dejo de regalo unas palabras de Einstein que pueden ayudar un poco más a pensar en este tema.



Patricio Gómez Di Leva
Psicólogo - Sexólogo
www.respuestasexual.com

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