jueves, 22 de septiembre de 2011

Celos , Envidia y SEXualidad …


En el tema de los celos seguro vamos a estar de acuerdo en que ninguno puede tirar la primera piedra. Quien alguna vez no sintió ese incomodo cosquilleo, acompañado de algo de taquicardia y hasta un aumento de su temperatura corporal cuando escucho algún comentaría de su pareja, comentario que por supuesto no lo tenía como protagonista. Que linda que esta María, o que flaca esta Natalia, o viste que cuerpo tiene Marcos, me hace acordar a vos en tus buenos tiempos…

¿Pero como darnos cuenta cuando estos celos que en algunos momentos pueden ser hasta saludables, porque pueden ser una chispa que encienda algo de la pasión que la rutina y el aburrimiento van desgastando con el tiempo, se convierten en un incendio que destruya la relación de pareja hasta quedar solo cenizas?.

Los celos son siempre celos, el problema está en la intensidad.

Los celos sanos consisten en la preocupación por la pérdida de la persona amada o la incomodidad que genera la relación que la persona tiene con alguien más. En general se pueden manejar y no generan grandes conflictos. En cambio, los celos patológicos siempre se acompañan de intensos sentimientos de inseguridad, auto – compasión , hostilidad, depresión y suelen transformar la relación en un infierno.

La diferencia con la envidia es que en la envidia hay un deseo de tener lo que tiene el otro, y al no poder obtenerlo se busca destruir tanto al objeto de deseo como al otro mismo. En cambio en los celos el sentimiento es el del miedo de perder al otro.
En la envidia siempre hay dos personas en juego, una que quiere lo que tiene la otra ( dinero, amigos, familia, ropa, etc) y está dispuesta a cualquier cosa para obtenerla. En cambio en los celos hay un triangulo ( tres personas), una que cela, otra que es celada y un tercero en discordia. El punto de contacto entre estos dos sentimientos es que el envidioso quiere tener lo que tiene el otro, en cambio el celoso quiere tener al otro.

El problema de los celos no distingue ni edad, ni clase social, ni genero. Pero en general los hombres se sienten más afectados por la infidelidad sexual y las mujeres, en cambio, están más atentas a la infidelidad emocional. Esto explica porque son los hombres los que celan a las mujeres cuando se ponen polleras cortas.

Aunque a simple vista pueda parecer lo contrario, las personas celosas tienen baja su autoestima, su forma de amar es asfixiante, sus pensamientos rígidos, son dependientes, negativos, viven angustiados, pueden ser agresivos y como resultado de todo esto tienen dificultades para crecer emocionalmente , por lo cual no pueden iniciar una relación basada en la confianza y la aceptación. Estas personas desconfían, interrogan, invaden la privacidad del otro y tienen muchas dificultades para escuchar. Queda claro que no cualquiera puede vivir con una persona así. El problema de los celos no es de uno, es de a dos. A pesar de que uno es el celoso, hay otro que primero permite los celos, el control y la persecución.

Una de las principales trampas es confundir los celos con interés o con amor. Los celos no pasan por el amor sino por el control. El amor solo puede surgir de una relación de confianza y libertad, donde uno está con el otro porque lo elige.

Entender que nadie es dueño de nadie y que las personas no somos posesiones es la clave para salir de este círculo vicioso.

Por sus connotaciones negativas y por su efecto destructivo, es claramente recomendable mantener tanto a la envidia como a los celos lo mas lejos como nos sea posible de nuestra cama, porque lo que en un primer momento puede generar una explosión de pasión, termina dinamitando nuestra relación de pareja.


Patricio Gómez Di Leva
Psicólogo – Sexólogo
www.respuestasexual.com

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